miércoles, 29 de marzo de 2017

Siete Diputados propugnan un pacto dirigido a crear en Galicia cementerios específicos para musulmanes y judíos.


La iniciativa firmada por siete diputados será discutida y aprobada la próxima semana por el pleno de la Cámara autonómica. Una buena noticia para nuestra Comunidad Judia de Galicia.

Ante las dudas que estos dias nos  plantean,pasamos a relatar un pequeño resumen sobre los enterramientos de las Comunidades judías.



Mientras un cementerio “habla” de la presencia de su comunidad, sus lápidas sepulcrales “informa” sobre sus miembros.A través del epitafio podemos saber si el que yace debajo de ella falleció joven o viejo, de donde vino y en que época vivió.A través del epitafio podemos descubrir si dejó hijos, cónyuge o padres, a veces cuanto dolor produjo su partida.Aceptando que podemos saber de la vida de una persona a través de su lápida, podemos entender porque uno de los nombres que en hebreo se da al cementerio es bet-jayim, casa de la vida; otros son bet-kvarot, casa de tumbas, y bet-almayan, casa de almas.

Para introducirnos de una manera completa en el tema de los cementerios judíos sería interesante tocar la fascinante visión de la filosofía judía sobre la vida y la muerte, las normas y costumbres que rigen el ritual funerario y el luto, y la relevancia comunitaria de, la JevráKadisháJesed Ve-Emet, una organización que existe en todas las comunidades judías desde la antigüedad, que se hace presente tanto en momentos festivos como luctuosos. En estos últimos,los miembros de la Jevráse se encargan de la preparación del cuerpo del fallecido para su entierro y del ritual que le sigue.

La primera referencia en la Torá a una sepultura es la de la matriarca Sara, a cuyo efecto su viudo, Abraham compró una cueva en la ciudad de Hebrón, la meará hamajpelá. Esta cueva se convirtió en el panteón familiar de los patriarcas, con excepción de Raquel, quien murió en el camino de Belén, trayendo como consecuencia otra primera referencia en la Torá, la de un monumento funerario.

Llama la atención que los judíos sefardíes de origen marroquí continúan hasta hoy llamando meará, cueva, al cementerio. Ir al cementerio es “subir a la meará”, el “subir” se puede referir a que en la mayoría de las ciudades de Marruecos los cementerios se hallaban en colinas.

La costumbre de enterrar a los muertos en cuevas la mantuvo el pueblo judío hasta entrada la era común. Los evangelios cristianos cuentan que Jesús de Nazaret fue sepultado en una cueva cuando fue bajado de la cruz, justo antes del atardecer, en vísperas del shabat, el día de descanso, que de haber comenzado, habría impedido mover el cuerpo de donde estaba, según la ley judía.De esa época se han encontrado osarios de piedra, que hacen suponer que transcurrido un tiempo del fallecimiento, los restos eran depositados en estos cofres mortuorios. Pero es tras la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén en el siglo I, y el comienzo de la era talmúdica, cuando se adoptó la costumbre babilónica del entierro del cuerpo directamente en tierra y se fijaron las leyes sobre el ritual funerario,las cuales, salvando ciertas costumbres que varían de una región a otra, se siguen hasta hoy en día.

El Cementerio del Monte de los Olivos en Jerusalén, es testigo mudo de la presencia judía en la capital de Israel, desde sus primeros tiempos. Con más de 2.500 años, es el cementerio judío más antiguo del mundo aun en uso, y con sus más de 150.000 sepulturas es también el más extenso. En su parte más antigua se hallaron lápidas del siglo I, dispuestas horizontalmente, simulando un altar o un pequeño tabernáculo, un modelo que se replicará en todos los cementerios judíos de Israel, medio oriente y el norte de África.Fue parcialmente destruido durante la ocupación jordana de Jerusalén entre 1948 y 1967.


Las tumbas judías más antiguas de Europa se encontraron en las catacumbas de Roma. Hay que tomar en cuenta que la diáspora judía en el centro de Europa, donde se desarrolló el judaísmo askenazí, estuvo marcada por la restricción, la persecución, la expulsión y la destrucción. Esto ocurrió también en la España que dio origen a los sefardíes. No se conservan cementerios judíos en Europa anteriores al siglo X pero abundan lápidas sepulcrales que fueron encontradas dispersas en los lugares más insólitos, como carreteras o estructuras de viviendas.

El famoso cementerio judío de Praga,que algunos llaman el más viejo de Europa, se menciona por primera vez en 1278, aunque seguramente ya estaba en uso desde mucho antes. Este cementerio es un buen ejemplo de las condiciones de vida en el gueto medieval. Ante la imposibilidad de crecer en extensión, tuvo que crecer en altura, llegando a tener en ciertas partes hasta doce niveles de sepulturas, separadas entre sí por capas de tierra de una altura mínima de unos 60 cm, seis tefajot, una medida bíblica, como establece la ley judía en esa materia. Eso explica la adopción de la lápida vertical, y la yuxtaposición de varias sobre una misma fosa. La lápida vertical será la norma en los cementerios askenazíes de toda Europa, muchos de los cuales fueron arrasados por los nazis y sus colaboradores durante el Holocausto.
En el norte de África, bajo dominio musulmán, los judíos vivieron alternadamente épocas buenas y malas. El cementerio judío de Tetuán probablemente fue establecido después de la expulsión de los judíos de España en 1492.El espacio no era una limitación en Marruecos, lo que permitió mantener la tradición que venía de la antigüedad de la lápida horizontal, elevada como un altar o a ras de suelo, y en algunos casos con cierto antropomorfismo. Estos dos cementerios, Praga askenazí y Tetuán sefaradí,además de su valor histórico, sirven para hacer notar la fuerza de la tradición en el judaísmo, incluso a la hora de erigir las lápidas de los fallecidos
  
Los rabinos establecieron que la inscripción de la lápida debe ser en bajo relieve y basta con que registre el nombre hebreo del difunto y la fecha hebrea de fallecimiento. Puede incluirse el nombre secular y la fecha gregoriana de deceso, así como un epitafio, aunque algunos rabinos recomiendan minimizar esto último.El empleo de imágenes humanas en las sepulturas está prohibido, pero se permite el uso de motivos animales y florales, y de símbolos. Los más frecuentes son el árbol truncado en la lápida de un joven, las manos extendidas para un cohen, descendiente de la clase sacerdotal, e instrumentos que se asocien al oficio del fallecido, por ejemplo tijeras en la lápida de un sastre. Pero esta práctica cayó en desuso y a partir de la segunda mitad del siglo XX la estrella de David es prácticamente el único símbolo que aparece en las lápidas judías.