lunes, 15 de abril de 2013

Iom Hahatzmaut

El Iom Haatzmaut o, también, llamado el Día de la Independencia de Israel se llevo a cabo el 14 de mayo de 1948 y, en la actualidad, se festeja el día numero 5 de Iyar en el calendario judío.

La historia cuenta que en menos de 24 horas y ese mismo día, los ejércitos regulares de Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak invadieron el país, obligando a Israel a defender la soberanía que había reconquistado de su patria ancestral. Lo que dio origen a la guerra de la Independencia. Desde aquel entonces hasta el día de hoy, los judíos y sus comunidades, situados en diferentes partes del mundo, realizan distintas actividades en conmemoración a los héroes que lucharon por la libertad e independencia de su país llamado el Día del Recuerdo de los Caídos en las Guerras de Israel. Esta celebración está precedida por otras fechas vinculadas a la principal. Pero, si lugar a duda, es esta ultima quien llena de orgullo a todo el pueblo y judíos en sí.


El aniversario de la Proclamación del Establecimiento del Estado de Israel, no es una celebración con siglos de antigüedad, sino un día de gran significado para muchos de los ciudadanos que han participado física y activamente en la creación del nuevo estado y han presenciado el enorme cambio y evolución que este ha tenido desde el día en que fueron liberados.


Por ello, en Israel, la festividad empieza con el auspicio de las celebraciones públicas, por parte de las municipalidades, como el uso de altavoces que transmiten música popular y multitudes que salen a las calles a participar en el espíritu festivo. Muchas sinagogas llevan a cabo servicios especiales de agradecimiento en los que se recita el “Halel”( Tehilim 113, 114, 115, 116, 117 y 118) conmemorando la liberación nacional de Israel.


A su vez, muchos de los ciudadanos viajan por el país a visitar los campos de batalla de la Guerra de la Independencia, como símbolo y muestra de valoración y culto. Además, asisten a los parques nacionales en familia  y, en general, pasan el día al aire libre en picnics y asados. 

Por último, ese mismo día, se llevan a cabo el Concurso Internacional de Biblia para jóvenes judíos y son otorgados Los Premios Israel por distinción en la literatura y otras actividades artísticas y científicas.  Seguido de las exhibiciones de la fuerza aérea, las bases militares y la marina.

jueves, 4 de abril de 2013

Yom Hashoá VeHagvurá-27 de Nisan 5773----07-Abril-2013





Salmos 44:12, 18,23:  Nos entregaste como ovejas al matadero, y nos has esparcido entre las naciones    …  Todo esto nos ha venido, pero no Te hemos olvidado, ni hemos faltado a Tu pacto.  …   Más bien, por tu causa nos matan todo el  día, y somos como ovejas que van al matadero.
Una vez más estamos ante Iom HaShoá.
Y por lo general volvemos a olvidar el nombre completo de este día: Iom Hashoá VeHagvurá.
La traducción de “Shoá” no es sencilla. El término está tomado del versículo del profeta Isaías (47:11) que dice: “Vendrá sobre ti un mal que no podrás impedir con conjuros. Caerá sobre ti una ruina que no podrás evitar con rescate. De repente vendrá sobre ti una devastación (“shoá”) que no te imaginas”.
Esta “Shoá”, esta “devastación”, hace referencia a un fenómeno que arrasa, como una especie de viento huracanado que a su paso no deja nada en pie.
Pero este día es también el de la “Guevurá”, o sea el del “heroísmo”. Aquel que tiñó de vida tantísimos actos, pequeñas y enormes gestas que dotaron de un fresco hálito vital a una época exánime.

El Yom HaShoa fue establecido en 1959 como ley en Israel y aprobado por David Ben-Gurión y Yitzhak Ben-Zvi.
A las 10:00 horas del Yom Hashoa, las sirenas aéreas suenan durante dos minutos. Los vehículos de transporte público paran por este período y las personas permanecen en silencio. Durante el Yom Hashoa, establecimentos públicos son cerrados, la televisión y la rádio transmiten canciones y documentales sobre el Holocausto y todas las banderas quedan a media asta
6 millones de judíos fueron asesinados por los nazis y sus colaboradores, simplemente porque eran judíos.
1,5 millón de niños fueron aniquilados, sólo porque pertenecían al pueblo judío. Cada víctima tiene un nombre.Cada judío asesinado tenía un futuro.
El genocidio cometido por los asesinos nazis fue un crimen histórico de proporciones y sin precedentes.
El Estado de Israel es nuestra victoria histórica sobre la bestia nazi que removió cielo y tierra en Europa. La introspección sobre el Holocausto no finalizó y nunca debería terminar , ni por nosotros ni por el mundo en general. El nazismo fue derrotado, pero el antisemitismo aún vive, y bien. El gas se disipó pero el veneno permanece. Aun existen negadores del Holocausto e impetuosas cabezas rapados en el mundo, aquellos quienes cargan con la clase de odio visceral que lleva al asesinato racista.
Están, también, los Justos entre las Naciones: nunca olvidaremos su heroísmo.
La crítica al Estado Judío está matizada con el escalofriante antisemitismo. Entre aquellos que colaboraron con los nazis y los que apoyaron y dejaron que el Holocausto ocurriera, están los que critican que, un Estado, se levantase para dar refugio a los sobrevivientes del Holocausto.
El único Estado que evitará otro Holocausto.
El antisemitismo no es una enfermedad judía, y su cura les incumbe a aquellos que lo perpetran.
Es difícil alcanzar a comprender por qué déspotas, tales como el nazi Hitler, el bolchevique Stalin y el persa Ahmedinejad eligen a los judíos como objetivo principal de su odio, locura y violencia. Tal vez apuntan hacia el pueblo judío por su poder espiritual- una nación pobre en posesiones materiales aunque rica en valores- ya que el que está infectado de megalomanía teme el poder del espíritu. Los judíos no adoran a ídolos o autoridad, y su D´s dio a la humanidad su conciencia. Fuimos los primeros en creer que, cada persona, es creada a imagen de D´s, y recibimos la orden de santificar la vida, evitar el asesinato y la discriminación.
Aprendimos que nuestra herencia espiritual depende de la seguridad física. Un pueblo que perdió un tercio de sus miembros, un tercio de sus niños en el Holocausto, no olvida y no puede ser tomado desprevenido.
Por lo tanto, la primera lección que aprendimos del Holocausto fue la necesidad de establecer, de inmediato, un Hogar Nacional judío- un Estado judío. Sin el mismo, los sobrevivientes habrían estado sin hogar y sus vidas hubieran permanecido expuestas y libradas a la destrucción. El Estado de Israel no es, solo, el escudo protector de los judíos, sino un ideal de importancia histórica: ser una nación con un mensaje moral.
No permitiremos que, la memoria del Holocausto, se reduzca, y debemos asegurar que sus portadores no disminuyan en número. El Estado judío debe asegurar la continuidad del pueblo judío, porque nuestro pueblo tiene sólo un país. Nuestros patriarcas dieron, hace 3000 años, al mundo los Diez Mandamientos y aun no hay necesidad de una versión actualizada.
La grandeza del pueblo judío deriva del poder de su espíritu.
Israel debe ser ejemplo para sus niños, y fuente de orgullo para aquellos judíos que no viven aquí. El pueblo judío ayudó a establecer el Estado, y el Estado debe, ahora, ayudar a su pueblo; preservar su identidad, dar a sus hijos una educación judía, y permitir a los judíos que sus descendientes permanezcan siendo judíos.
Las FDI dieron seguridad al Estado de Israel, cuyas almas están sedientas de paz. Según la visión de Israel la paz no es sólo una cuestión de sabiduría política, sino un imperativo judío fundamental.
Nunca nos propusimos conquistar. No corremos hacia la dominación. Rechazamos la señoría, combatimos la discriminación, protestamos contra la esclavitud, prohibimos la violencia. Creemos en la preeminencia del hombre, y rezamos por el Tikun Olam (Corrección del Mundo) y la paz mundial.
Fuimos golpeados no sólo por el horror, sin precedentes, del Holocausto, sino también por la fortaleza extraordinaria de nuestro pueblo. Esta es una lección para el futuro: combinar fe y poder.
Ser un pueblo justo en un mundo justo.
Quien quiera intentar quebrar nuestro espíritu, aprenderá que ese aliento no puede ser extinguido. Aunque nuestro barco sea angosto, hay un poderoso viento que sopla a través de sus velas.
El Holocausto estará, siempre, en nuestros corazones y nos damos cuenta de que es mucho el trabajo por delante: construir un Estado que sea digno del sacrificio de nuestros antepasados y una respuesta a las plegarias de sus hijos.